Jorge Dattero Gorla, la memoria que no deja olvidar
Enzo Ariel Resino
Estudió en el Colegio Manuel Belgrano de Ituzaingó y allí comenzó a militar en la UES. La última dictadura cívico-militar lo asesinó en la vía pública, el 4 de mayo de 1977, en Castelar.

La construcción de Memoria, Verdad y Justicia tomó forma de política pública, transversal en todo el territorio nacional, buscando de esta forma el desarrollo de diferentes mecanismos y estrategias para abordar el pasado reciente de forma crítica y pedagógica. Fue así como gobiernos locales comenzaron a implementar distintos tipos de reconocimientos, homenajes y actos en pos de mantener vivo el recuerdo de aquellas personas detenidas-desaparecidas de cada distrito.
En el caso de Ituzaingó -que al momento del golpe de Estado (1976-1983) todavía formaba parte del partido de Morón- la última dictadura cívico-militar dejó un saldo de 85 vecinos detenidos-desaparecidos; o en el caso de Jorge Dattero Gorla, asesinado en la calle con total impunidad. Habiendo nacido el 7 de noviembre de 1954 en Gral. Sarmiento, su familia de mudó a Hurlingham en donde pasó su infancia y luego llegaron a Ituzaingó.

La familia de Jorge se instaló en una modesta casa del Barrio Aeronáutico, ubicada en la calle Zattino, en donde comenzó rápidamente a hacer amigos. Terminó la primaria en la escuela del barrio, la actual E.E.P N°10 "Alas Argentina", para luego realizar sus estudios secundarios en el Colegio Manuel Belgrano. Es allí donde comenzó su historia con la militancia, sumándose con varios compañeros a la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) y posteriormente en la Juventud Peronista.
Fue allí donde conoció a Jacinto Montenegro Farías y a Gabriel Lázaro Gutiérrez, con quienes compartió su historia de militancia en la UES y la JP. Dado su compromiso político y social, ante el avance del plan sistemático de secuestro, tortura y exterminio desplegado por la dictadura cívico-militar en todo el territorio, abandonó la escuela y pasó a la clandestinidad.

Por aquellos años, un grupo de cinco militares -como habitualmente ocurría, a la fuerza y vestidos de civil- ingresaron a su casa paterna e interrogaron a su padre, buscando algún indicio de su paradero. Este se escondió durante un tiempo en la casa de una tía, la cual vivía en Capital Federal, pero en una de sus escapadas a zona oeste fue emboscado en la vía pública. Fue así como lo asesinaron, el 4 de mayo de 1977, en la esquina de Blas Parera y William Morris (Castelar).

