Conocé a Hilario Rodríguez, uno de los primeros hombres en habitar Ituzaingó

Nacido el 21 de octubre de 1860, Rodríguez vivió toda su vida en la zona del Puente Márquez. Su casa, más vieja que él mismo, estaba ubicada a escasa distancia del río, custodiada por un ombú centenario

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A la hora de reconstruir los orígenes de Ituzaingó, no basta con revisar archivos o papeles antiguos. Hay historias que viven en la memoria de quienes fueron testigos de las primeras décadas de este pueblo, y una de las más valiosas es la de don Hilario Rodríguez, considerado uno de los vecinos fundadores.


Nacido el 21 de octubre de 1860, Rodríguez vivió toda su vida en la zona del Puente Márquez
. Su casa, más vieja que él mismo, estaba ubicada a escasa distancia del río, custodiada por un ombú centenario. Allí recibió, con amabilidad y lucidez, a quienes buscaban conocer cómo era Ituzaingó cuando aún era llamado Santa Rosa, en algunas entrevistas que se dieron en el siglo anterior.


Hijo de una familia numerosa, creció en la quinta que hoy se conoce como la de Leloir y tuvo diez hermanos. Cursó doce años en la escuela bajo la enseñanza de su maestro Máximo Rebello, aunque decidió dejar los estudios porque, según él, no quería ser “hombre de pluma” ni de empleos, sino dedicarse al trabajo rudo. Se casó con Carmen Alvarado, quien falleció exactamente veinte años después de su boda, en la misma fecha y hora.

Diversos historiadores de la zona, en charlas que han tenido con él, señalan que Hilario recordaba a la perfección los primeros comercios de la región. Contó que el primer cuarto de carne vendido en Morón fue abierto por su padre junto a otros vecinos, y que la primera pulpería de la zona fue la de Miguel Naón, en 1855. También mencionó la popular pulpería de Vizcarreta, ubicada donde hoy se cruzan Gaona y Santa Rosa.

El Puente Márquez sobre el Río Reconquista

Uno de sus aportes más interesantes es el origen del nombre Santa Rosa, que perduró en el habla popular incluso después de que la estación ferroviaria adoptara el nombre Ituzaingó. Según Rodríguez, el apodo nació de un almacén propiedad de un tal Don Juan, cuya esposa se llamaba Rosa. La costumbre de decir “vamos a Santa Rosa” terminó identificando al pueblo entero.


En sus recuerdos también hay espacio para figuras destacadas como el teniente coronel César Cardoso, con quien trabajó durante años y que participó en el combate de Puente Márquez contra las fuerzas de Rosas. De esa batalla, ocurrida antes de su nacimiento, escuchó innumerables relatos que describían con detalle la ubicación y el desarrollo del enfrentamiento.


Al despedirse, junto al ombú que parece custodiar siglos de historia, uno no puede evitar pensar que Hilario Rodríguez fue mucho más que un vecino antiguo. Es un testimonio vivo de un Ituzaingó sencillo, de relaciones más humanas y tiempos más tranquilos.

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